Maternidad

Quiero ser mejor mamá y me la juego toda por mi hija.

Me sorprende que siempre hay esas voces que parecen una tía malvada diciéndote cómo debes criar a tus hijos. Escuchas cosas como: “Usted toda una profesional se va a quedar en casa cuidando a su hija, para eso hay guarderías”. “No duerma con ella que se vuelve dependiente”. “No la alce tanto que se malcría”. “Hasta cuando le va a dar teta”. “Déjela llorar para que desarrolle pulmones”. “Déjela ahí, no le pasa nada”. Me alegra contar con el poder que da el amor de ser mamá y de querer vivir mi momento y disfrutar la maternidad para silenciar sutilmente esas voces y darla toda por ser la mejor mamá. Y dar voz a mi hija, a sus necesidades y sus emociones. Male te amo y en ese momento reconocía tu necesidad de contacto y apego. Quería darte seguridad para que te sintieras protegida y confiada. Pasaba horas mirándote y mimándote entre caricias, besos, abrazos, canciones, juegos, cuentos e historias. Necesitaba darte a entender que tienes un lugar y una voz en nuestras vidas porque así lo quisimos. Debes saber que perteneces a una familia y siempre serás escuchada, aceptada y tenida en cuenta.

Pasaba otras veces que hablaban de mí y decían: “¿Y Diana que hace, a qué se dedica?”. “Diana no está haciendo nada”. ¿Nada? yo estaba segura que estaba haciendo el trabajo más productivo del mundo y ese convencimiento me daba fuerza. La fuerza para quedarme en casa y trabajar en el mejor producto de la naturaleza, los hijos. Porque empiezas a entender que los triunfos profesionales son verlos crecer cada día ¡Oh Dios, cuantas cosas pasan! Male a veces quisiera que no crecieras más. Verte crecer duele un poco, en verdad duele mucho, pero a la vez se siente una gran satisfacción de ver cómo eres verdaderamente tú cada día. Tengo toda la confianza en el ser humano que ya eres.

Soy profesional de la maternidad:

Y los que hablan y me nombran, no saben que han pasado los años y me convierto en una madre cada vez más profesional. Mi hija ya tiene 6 años y nuestro camino como familia ha tomado nuevos rumbos, nuevas etapas y hasta cambio de país. Estamos viviendo nuevas experiencias que nos fortalecen como familia y que ayudan a mi hija a aprender más y más. Estamos lejos, al menos geográficamente, de nuestra familia extendida, Male sin sus abuelitas y sin sus primos. La entrada al colegio se ha dado en un lugar nuevo y estamos aprendiendo otro idioma. Todo esto es genial.
Hoy te veo independiente, decidida, alegre, sensible, compañerista, tranquila, participativa, que reconoces tus emociones y las aceptas, me encanta escucharte decir “estoy molesta necesito un momento sola para sentirme mejor”. Me doy cuenta que todo lo vivido contigo y mi amor incondicional hacia ti lo ha valido todo, entendí que para que los hijos sean independientes primero dependen totalmente de la madre, es nuestra esencia, es nuestra naturaleza, los hijos no piden mamá por capricho lo piden por biología, así estamos hechos. Recuerdo el día que Male se cayó en el colegio, cuando me vio me dijo: “mamá me caí en el colegio, y me dolió. Entonces pensé mucho en ti” y le pregunté por qué, “porque cuando me caigo tu siempre que consientes, y esta vez nadie me ayudó”. He estado ahí para mi hija, y aunque no esté físicamente el amor siempre se siente, da soporte y valor a todo lo que hacemos cuando ejercemos nuestra maternidad.

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