Maternidad

¡Es una niña! Reflexiones de cómo ser mamá de una nueva mujer.

Apenas me enteré que iba a ser madre de Male mi niña, mi ser se llenó de amor, consciencia y plena responsabilidad. Desde lo más profundo de mi corazón deseé que se convirtiera en una mujer con voz propia, dueña de sus pensamientos y que sabe para dónde va. Que si se propone algo lo defienda, lo viva y disfrute con sus logros. Pensé que deseo que mi hija tenga el futuro que ella elija y para nada quiero que sea una copia mía.

¿Mamá de una princesa?:

Cuando eres mamá de una niña, sabes que es necesario educarla en el valor de la libertad y la valentía. Vamos a dar al mundo una mujer fuerte en lugar de una pequeña princesa que necesite ser salvada. Día a día potencio en mi hija todo aquello que le permite ser ella misma, la animo a explorar y hacer todo lo que desee. Genero espacios donde aprenda a escuchar lo que su corazón le dice y a poder interpretarlo. Suelo hablar con Male sobre todas sus capacidades, más allá de la belleza física, ternura y delicadeza que siempre resaltan en una niña. Subrayo su inteligencia, ese especial talento para solucionar problemas, su envidiable capacidad de socializar y sensibilizarse del dolor del otro y buscar ayuda.

Siempre he escuchado decir: Eso no lo hacen las niñas o eso es cosa de niños:

A mi Male, le permito jugar con lo que quiera y como quiera, moverse, saltar e incluso sentarse con las piernas abiertas o acostarse en el piso. Subir, saltar y moverse fuerte aunque este vestida con falda. Aunque me parece escuchar a una tía diciendo: “así no se sientan las niñas». Es que la necesidad de moverse en la infancia no tiene género, lo que necesitan los niños y las niñas es probar con su cuerpo un sin número de posibilidades. En casa trabajamos en equipo y las tareas del hogar en las que la incluimos se reparten por igual con papá. La idea es mostrarle que las mujeres no nacimos con una disposición biológica para hacer determinado oficio. Le mostramos como hombres y mujeres estamos en la capacidad de realizarlas, las podemos hacer responsablemente y hasta el final. Con ese tema de lo que es de niña y lo que es de niño, me gusta mostrarle a Male todas las opciones o todos los colores. Le doy la posibilidad de escoger, no pintó su mundo de color rosa. Aunque las personas digan que el color rosado es de niñas y el azul es sólo de niños, siempre le explico que todos los colores son para disfrutar.

Tomar decisiones requiere práctica:

A mi hija le pregunto qué cuentos quiere leer, qué quiere hacer esta mañana o en la tarde. Entreno su capacidad de decisión cuando debe decidir entre dos opciones, le pregunto: ¿te quieres poner tenis blancos o tenis verdes? También entenderá que lo que escoja trae consecuencias diferentes y habrá que aprender de ellas. Le muestro que la vida está llena de aprendizajes. Cada experiencia que vivimos nos pone a prueba y nos da la oportunidad de encontrar soluciones. Y es que para todo hay una solución. Male si se riega el jugo qué es lo que vamos a hacer ¿quieres pelear o limpiar?, entre las dos limpiamos y ya está arreglado.

Hay que enseñar a nuestros hijos el valor de dar Gracias:

No estamos solos, le enseño a mi hija a pedir ayuda cuando la necesite. Como seres humanos es bueno saber que necesitamos de otros y otros necesitan de ti. Todos hacemos parte de algo más grande y nos ayudamos unos a otros. Le enseño a Male sobre la gratitud y a decir gracias por las cosas más sencillas. Me dejo sorprender con su forma de agradecer cuando me dice: “mamita gracias por lavarme mi ropa”, la abrazo y la beso haciéndole sentir lo hermoso que es escuchar esas gracias.

Muestra orgullo de ser mamá y amor a tus hijos:

¡Vamos Male dime lo que piensas, cuéntame cómo te sientes con esto y con lo otro! quiero que mi hija gane confianza y cada día sea mejor para expresar lo que realmente siente. ¿Necesitas algo? dilo, aliento su independencia, dejo que ella hable y que diga lo que le interesa. Que pida en la tienda, los libros en la biblioteca, los juguetes prestados e incluso el baño cuando estamos en otra casa que no es la nuestra. Le motivo para que exprese lo que no le gusta, de esta manera construye su capacidad de establecer límites. Ella dice: “Mami no me gusta que me cojan los crespos” entonces le digo, si no te gusta yo te ayudaré a decirle a las personas que no lo hagan y luego tú se lo dirás. Así lo hicimos y ahora es capaz de decirlo sola y sin pena. Cada día le muestro que me siento orgullosa de ella, por lo que hace, por cada cosa que logra y por cómo aprende cada día a ser ella misma. Siempre le digo: ¡no te cambiaría ni un pelo! Y le doy un beso. Todos los días veo en ella una faceta de su personalidad que me hace sentir feliz y totalmente orgullosa de ser la madre de una nueva mujer, mi adorada Male.

Comparte este artículo en:

Share on facebook
Facebook